El Señor se revela a los sencillos y puros de corazón. Así, a través, de su Santísima Madre mostró misericordia con una humilde niña sordomuda, a quien devolvió la vida y el habla. La devoción a la Virgen de las Lajas nacio de este bello milagro.
Con esta novena aprendemos a escuchar a Dios, que a veces nos habla y no lo escuchamos, y a velo, aun en las dificultades. Roguemos con fe y devoción a la Virgen de las Lajas que interceda por nosotros, para que nuestras súplicas sean escuchadas.